viernes, 19 de noviembre de 2010

La Loba

(aka. Los Horrores del Bosque Negro)
Dirigida por Rafael Baledón
Escrita por Ramón Obón
Con Kitty de Hoyos y Joaquín Cordero
Música de Raúl Lavista
Producciones Sotomayor
México, 1964
72 minutos

El día de hoy, queridos lectores de este obscuro espacio, la sede de nuestras macabras exploraciones será por vez primera México lindo y querido, México de mis recuerdos, lo cual llena de alegría el corazón de su infame narrador. Comienzo con La Loba una serie de posts acerca de películas nacionales (algunas buenísimas, otras pa' los leones) que son ya leyendas del género de terror en tierras aztecas. Sin otro fin más que el de contagiar a los que por aquí deambulan las ganas de ver México de otra manera, a través de los ojos de aquellos que persiguen monstruos y fantasmas, de admirar sus inolvidables paisajes bañados de luna llena y retumbando con lamentos del más allá, los invito a tomar su asiento, apagar la luz y encontrarse cara a cara con el lado obscuro de nuestro pueblo.

* * *
México, amigos míos, es un país cuya tradición en la narrativa de terror y fantasmas es incalculablemente vasta. ¿Quién no ha escuchado la leyenda de La Llorona o la trágica historia de Don Juan Manuel? Las calles de nuestro país, de piedras coloniales y palacios neoclásicos, han sido recorridas durante siglos por almas en pena, mujeres de blanco y monjes misteriosos; en cuentos que han llegado hasta nosotros de boca en boca, a veces incluso poetizados por nuestros grandes escritores. No existe una sola calle del centro histórico de la Cd. de México que no tenga su propia historia de terror. Me cae que no. Pero, desde luego, la presencia de seres sobrenaturales no se limita a la gran urbe. Cada idílico pueblito de nuestro país tiene también algún cuento que contar, alguna casona embrujada o sombra deambulante que toda comadre ha visto en la barda del cementerio. No es de sorprenderse entonces que cuando la producción cinematográfica tuvo su boom por estos lares, los temas de terror hayan sido tan frecuentes, pues sin duda encontraban una conexión íntima con el público nacional, que encontraba gran placer en ver tan entrañables cuentos plasmados en la pantalla de plata.

La Loba, sin embargo, no encuentra su origen en historias nacionales, pues el tema de la licantropía es eminentemente europeo. Lo que veremos aquí es, más bien, una de las obras que tuvieron como inspiración las grandes producciones de Universal Studios y que buscaban adaptar al contexto mexicano a los personajes que tanto éxito habían tenido en tierras gringas. Aquí Lon Chaney Jr. toma la forma de Kitty de Hoyos para dar vida al hombe (éjem, mujer) lobo, así como El Vampiro de Germán Robles era la contraparte chilanga de Bela Lugosi o La Momia Azteca trasladaba la figura cadavérica de Boris Karloff desde Egipto hasta la lejana Teotihuacán.

Este licántropo está más guapo que Lon Chaney Jr. Innegable.

La película, que pueden rentar para siempre por la módica cantidad de 50 pesitos (¡Tómala, Blockbuster!), nos cuenta la historia de la familia del Doctor Fernández, quienes viven en un bosque aislado de la provincia donde el Doc puede realizar sus experimentos e investigaciones respecto a la metamorfosis celular en paz y tranquilidad. Una noche reciben la visita del Doctor Bernstein (Joaquín Cordero), quien, además de compartir con su colega los estudios que le ocupan (licantropología-¡juas!) pretende pedir en matrimonio a Clarisa (Kitty de Hoyos), una de las dos hijas de Fernández. Ahora bien, este bucólico escenario se ve alterado al descubrirse tres horribles cadáveres, todos mutilados, a quienes les han arrancado el corazón. Mientras que la policía teme que haya un maniaco suelto por ahí, Fernández sabe que el culpable es... otra cosa, y ordena que, como siempre que hay luna llena, encierren a sus hijas en sus aposentos. Ándale pues. A partir de este momento, la identidad de la mujer lobo queda clarísima y el guión pierde garra, y es cierto que Obón falla en construir una historia verdaderamente interesante y cae en prácticamente todos los clichés de las películas de este corte. El bien triunfará sobre el mal, aparecerá un héroe de la nada y muchísimas preguntas quedarán sin contestarse: ¿En qué época, por ejemplo, sucede la acción? Veremos también el famosísimo enfrentamiento entre la ciencia y lo sobrenatural, esperen encontrar en el laboratorio del Doctor Fernández la típica máquina fantástica de foquitos, manivelas y sonidos de la era espacial.

La producción en sí es muy carente, la fotografía es fallida y no logra en ningún momento transmitir la idea de escenas nocturnas (recordemos que en el cine en blanco y negro todo se filmaba de día, por lo que había que recurrir a trucos de iluminación para lograr un efecto nocturno). La edición es terriblemente mala y le deja a la película un aire de algo hecho al aventón, sin realmente buscar ayudar a la narrativa tanto como amontonar contenidos que al final no son tan necesarios. El maquillaje tampoco es de lo más destacado, pero sí funciona. La música de Lavista, interpretada por la imprescindible orquesta del S.T.P.C. de la R.M. tampoco es nada brillante, muy monótona y sin algún tema en específico. Todas estas cosas son típicas del cine mexicano de aquellas épocas, pues hay que anotar que los presupuestos con los que se trabajaba eran intrascendentes junto a los de las grandes producciones de Hollywood. Ahora bien, hay que destacar que La Loba es una película, dentro del estándard, muy atrevida. Hay en ella una cantidad de gore incomparable con otras películas de su época, imágenes gráficas de violencia y masacres y, aunque el poster lo sugiere, no hay desnudos, pero sí quedan también sugeridos en un personaje que derrocha sexualidad. El director logra muy bien crear una metáfora de la mujer sexualmente liberada mediante su mujer lobo, mostrando que la fiereza de sus instintos superan por mucho a los conocimeintos científicos de su padre o las habilidades metafísicas de los gitanos que intentan controlarle. Por vez primera se exploraba el tema de la licantropía en el cine mexicano con esta obscura cinta, que aún dadas las fallas mencionadas anteriormente, sin duda es un excelente intento de dar un aire al cine de terror mexicano serio, alejándose de otro género que estaba muy en voga en aquellos entonces: los luchadores contra los monstruos.

Que vida de perros llevamos, wey.

La Loba, amigos míos, es una película que, aún dadas sus carencias de producción y concepción, logra establecerse como un punto brillante entre los acervos cinematográficos del terror nacional y sin duda les entregará un excelente rato de entretenimiento. Mujeres lobo sensuales, padres sobreprotectores y héroes citadinos confluirán en nuestra pantalla para recordarnos aquellos horrores que, tal vez, pasaron alguna vez en algún bosque negro de nuestro amado territorio; para remontarnos de nuevo a aquellos aullidos que de chicos nos quitaban el sueño y que, a algunos, nos dejaban con ganas de andar en cuatro patas buscando atrapar la cena. ¡Susto! y Aparte les recomienda que vean esta digna película, sin esperar una maravilla, pero entendiendo que fue un punto de arranque para otras producciones aún más valiosas. La Loba se va hoy con 3 muy aceptables y peludos diablos: