viernes, 19 de noviembre de 2010

La Loba

(aka. Los Horrores del Bosque Negro)
Dirigida por Rafael Baledón
Escrita por Ramón Obón
Con Kitty de Hoyos y Joaquín Cordero
Música de Raúl Lavista
Producciones Sotomayor
México, 1964
72 minutos

El día de hoy, queridos lectores de este obscuro espacio, la sede de nuestras macabras exploraciones será por vez primera México lindo y querido, México de mis recuerdos, lo cual llena de alegría el corazón de su infame narrador. Comienzo con La Loba una serie de posts acerca de películas nacionales (algunas buenísimas, otras pa' los leones) que son ya leyendas del género de terror en tierras aztecas. Sin otro fin más que el de contagiar a los que por aquí deambulan las ganas de ver México de otra manera, a través de los ojos de aquellos que persiguen monstruos y fantasmas, de admirar sus inolvidables paisajes bañados de luna llena y retumbando con lamentos del más allá, los invito a tomar su asiento, apagar la luz y encontrarse cara a cara con el lado obscuro de nuestro pueblo.

* * *
México, amigos míos, es un país cuya tradición en la narrativa de terror y fantasmas es incalculablemente vasta. ¿Quién no ha escuchado la leyenda de La Llorona o la trágica historia de Don Juan Manuel? Las calles de nuestro país, de piedras coloniales y palacios neoclásicos, han sido recorridas durante siglos por almas en pena, mujeres de blanco y monjes misteriosos; en cuentos que han llegado hasta nosotros de boca en boca, a veces incluso poetizados por nuestros grandes escritores. No existe una sola calle del centro histórico de la Cd. de México que no tenga su propia historia de terror. Me cae que no. Pero, desde luego, la presencia de seres sobrenaturales no se limita a la gran urbe. Cada idílico pueblito de nuestro país tiene también algún cuento que contar, alguna casona embrujada o sombra deambulante que toda comadre ha visto en la barda del cementerio. No es de sorprenderse entonces que cuando la producción cinematográfica tuvo su boom por estos lares, los temas de terror hayan sido tan frecuentes, pues sin duda encontraban una conexión íntima con el público nacional, que encontraba gran placer en ver tan entrañables cuentos plasmados en la pantalla de plata.

La Loba, sin embargo, no encuentra su origen en historias nacionales, pues el tema de la licantropía es eminentemente europeo. Lo que veremos aquí es, más bien, una de las obras que tuvieron como inspiración las grandes producciones de Universal Studios y que buscaban adaptar al contexto mexicano a los personajes que tanto éxito habían tenido en tierras gringas. Aquí Lon Chaney Jr. toma la forma de Kitty de Hoyos para dar vida al hombe (éjem, mujer) lobo, así como El Vampiro de Germán Robles era la contraparte chilanga de Bela Lugosi o La Momia Azteca trasladaba la figura cadavérica de Boris Karloff desde Egipto hasta la lejana Teotihuacán.

Este licántropo está más guapo que Lon Chaney Jr. Innegable.

La película, que pueden rentar para siempre por la módica cantidad de 50 pesitos (¡Tómala, Blockbuster!), nos cuenta la historia de la familia del Doctor Fernández, quienes viven en un bosque aislado de la provincia donde el Doc puede realizar sus experimentos e investigaciones respecto a la metamorfosis celular en paz y tranquilidad. Una noche reciben la visita del Doctor Bernstein (Joaquín Cordero), quien, además de compartir con su colega los estudios que le ocupan (licantropología-¡juas!) pretende pedir en matrimonio a Clarisa (Kitty de Hoyos), una de las dos hijas de Fernández. Ahora bien, este bucólico escenario se ve alterado al descubrirse tres horribles cadáveres, todos mutilados, a quienes les han arrancado el corazón. Mientras que la policía teme que haya un maniaco suelto por ahí, Fernández sabe que el culpable es... otra cosa, y ordena que, como siempre que hay luna llena, encierren a sus hijas en sus aposentos. Ándale pues. A partir de este momento, la identidad de la mujer lobo queda clarísima y el guión pierde garra, y es cierto que Obón falla en construir una historia verdaderamente interesante y cae en prácticamente todos los clichés de las películas de este corte. El bien triunfará sobre el mal, aparecerá un héroe de la nada y muchísimas preguntas quedarán sin contestarse: ¿En qué época, por ejemplo, sucede la acción? Veremos también el famosísimo enfrentamiento entre la ciencia y lo sobrenatural, esperen encontrar en el laboratorio del Doctor Fernández la típica máquina fantástica de foquitos, manivelas y sonidos de la era espacial.

La producción en sí es muy carente, la fotografía es fallida y no logra en ningún momento transmitir la idea de escenas nocturnas (recordemos que en el cine en blanco y negro todo se filmaba de día, por lo que había que recurrir a trucos de iluminación para lograr un efecto nocturno). La edición es terriblemente mala y le deja a la película un aire de algo hecho al aventón, sin realmente buscar ayudar a la narrativa tanto como amontonar contenidos que al final no son tan necesarios. El maquillaje tampoco es de lo más destacado, pero sí funciona. La música de Lavista, interpretada por la imprescindible orquesta del S.T.P.C. de la R.M. tampoco es nada brillante, muy monótona y sin algún tema en específico. Todas estas cosas son típicas del cine mexicano de aquellas épocas, pues hay que anotar que los presupuestos con los que se trabajaba eran intrascendentes junto a los de las grandes producciones de Hollywood. Ahora bien, hay que destacar que La Loba es una película, dentro del estándard, muy atrevida. Hay en ella una cantidad de gore incomparable con otras películas de su época, imágenes gráficas de violencia y masacres y, aunque el poster lo sugiere, no hay desnudos, pero sí quedan también sugeridos en un personaje que derrocha sexualidad. El director logra muy bien crear una metáfora de la mujer sexualmente liberada mediante su mujer lobo, mostrando que la fiereza de sus instintos superan por mucho a los conocimeintos científicos de su padre o las habilidades metafísicas de los gitanos que intentan controlarle. Por vez primera se exploraba el tema de la licantropía en el cine mexicano con esta obscura cinta, que aún dadas las fallas mencionadas anteriormente, sin duda es un excelente intento de dar un aire al cine de terror mexicano serio, alejándose de otro género que estaba muy en voga en aquellos entonces: los luchadores contra los monstruos.

Que vida de perros llevamos, wey.

La Loba, amigos míos, es una película que, aún dadas sus carencias de producción y concepción, logra establecerse como un punto brillante entre los acervos cinematográficos del terror nacional y sin duda les entregará un excelente rato de entretenimiento. Mujeres lobo sensuales, padres sobreprotectores y héroes citadinos confluirán en nuestra pantalla para recordarnos aquellos horrores que, tal vez, pasaron alguna vez en algún bosque negro de nuestro amado territorio; para remontarnos de nuevo a aquellos aullidos que de chicos nos quitaban el sueño y que, a algunos, nos dejaban con ganas de andar en cuatro patas buscando atrapar la cena. ¡Susto! y Aparte les recomienda que vean esta digna película, sin esperar una maravilla, pero entendiendo que fue un punto de arranque para otras producciones aún más valiosas. La Loba se va hoy con 3 muy aceptables y peludos diablos:

lunes, 18 de octubre de 2010

Shutter (2004)

(Están entre nosotros)
Dirigida por Banjong Pisanthanakun y Parkpoom Wongpoom
Escrita por Banjong Pisanthanakun, Sopon Sukdapisit y Parkpoom Wongpoom
Con Ananda Everingham y Natthaweeranuch Thongmee
Música de Chartchai Pongrapapan
GMM Grammy
Tailandia, 2004
97 minutos

Mis estimados exploradores del celuloide prohibido, hoy viajaremos por primera vez a Asia la Obscura, Asia la Terrible; que ha despertado la fascinación del mundo occidental durante siglos, evocando la fuerza de sus inmemoriales orígenes, siempre misteriosa, vasta, latente. Tailandia será nuestra primera parada, donde nos encontraremos con una película aterradora, joya de la cinematografía oriental. Acompáñame al mundo fantasmagórico de Shutter, querido lector, y entrégate una vez más a los placeres de la obscuridad.

¿Qué hay más allá de la tumba? Prácticamente todas las tradiciones religiosas del mundo se lo han preguntado. Paraísos, infiernos, limbos... de todo había en la fértil imaginación de la humanidad. Sin embargo, nos decían, a veces las almas de los que se han ido no se van del todo, merodean en este mundo de los vivos buscando resolver asuntos pendientes, prolongando rencores o simplemente espantando a los incautos. Existen brechas, pensaban algunos, rasgaduras en el telón de la realidad de donde salían entidades poco placenteras de observar e imposibles de comprender. Shutter nos sumerge en un mundo lleno de fantasmas, apariciones que están en todos lados, en cada esquina, en el rabillo del ojo o en desafortunadas fotografías.

Incómoda de ver, cuando menos.

Cuando Tun (Ananda Everingham) y su novia Jane (Natthaweeranuch Thongmee) atropellan a una misteriosa mujer regresando de una farra con sus cuates, verán su vida sumergirse en un abismo insondeable de obscuridad y locura. Fotógrafo el, empieza a captar en sus imágenes la presencia de macabros espíritus, que se manifiestan cada vez con mayor intensidad y desvelarán una historia del pasado... una historia de traición y muerte. Shutter se construye con un guión sencillo pero que no carece de sorpresas y emoción, dando giros y piruetas que revelarán el verdadero yo de nuestros protagonistas y que nos entregan un final inolvidable, terrible. Una historia de fantasmas muy ortodoxa es la que nos presenta esta película tailandesa, realizada en base a la tradición que establecieron otras ya legendarias producciones orientales como Ringu y JuOn; eminentemente verdiazul en su fotografía, personajes melancólicos, flashbacks recurrentes y, viva el gótico, muy poca o nula violencia. Sin embargo, Shutter no carece para nada de su propio swing y consigue dotarse de una personalidad propia que le ha valido una excelente reputación entre los críticos y desde luego, oh fatalidad, un vomitable y por lo más prescindible remake hollywoodense. Pero no cambiemos tan drásticamente de continente, y remarquemos simplemente que estamos ante una obra que consigue helar la sangre desde los primeros minutos. Así es amigos, hasta su ya-muy-curtido narrador tembló de miedo la primera vez que la vió.

Una de las cosas más admirables de Shutter es su cuidadísima producción. Los directores nos muestran que para contar una historia que realmente pueda sumergir al público en un mood terrorífico, se tiene que tener un conocimiento profundo de la psique humana, de lo débil de nuestra voluntad y la fragilidad de lo que, cómodamente, llamamos "realidad". Los personajes están construidos de manera tal que nos envuelven en su vida y hacen que, cuando se encuentran en situaciones de peligro, del otro lado de la pantalla se desgarren nervios y se estremezcan los valientes. Mediante un trabajo de cámaras realmente brillante, un extraordinario trabajo de maquillaje y efectos digitales muy discretos, la película se baña de una atmósfera sobrenatural que llega a ser muy creíble. Balance es lo que tiene muchísimo esta película, nunca se precipita y no cae en la vulgaridad del gore o el abuso del sobresalto. Shutter se cimienta en la confianza al público, en que el espectador construya el tercer elemento nefasto, a gusto y voluntad, hasta que poco a poco se nos va revelando la verdad oculta detrás de lo que un narrador, que se antoja poco confiable, nos decanta de su experiencia personal; acompañando su historia con un score muy profundo, muy pianístico, triste y desolador. Una película, en fin, que no insulta la inteligencia de quien la mira y no pretende mas que hacernos pasar un buen rato de frío e inseguridad. Esto se consigue cuando hay artistas detrás de un proyecto y no solo yanquis-vampiros-devoradores taquilleros que suelen llevar el nombre de Michael Bay. Ejém.

A todos se les ha "trepado el muerto", pero esto es demasiado.

Espero, queridos lectores, que nuestra reseña de hoy los haya dejado con ganas de ver una buena película obscura como esta que, dicho sea de paso, es muy fácil de conseguir en buenas, bonitas y baratas ediciones. Con la mejor época del año a la vuelta de la esquina (Día de Muertos-Halloween), hay que darse el tiempo de ver Shutter, que por ser una película sumamente escalofriante, fría, plausible y deliciosamente oriental, ¡Susto! y Aparte la despide hoy con cinco fotográficos diablos, que ningún fan del género puede permitirse no corroborar:

jueves, 30 de septiembre de 2010

Stephen King's IT (1990)

(Eso)
Dirigida por Tommy Lee Wallace
Escrita por Lawrence Cohen y Tommy Lee Wallace (basados en la novela de Stephen King)
Con Tim Curry, Richard Thomas y Annette O'Toole
Música de Richard Bellis
ABC - Warner Bros. Television
Estados Unidos - Canadá, 1990
192 minutos

"I'm every nightmare you've ever had. I'm your worst dream come true. I'm everything you ever were afraid of."

Coulrofobia: El miedo irracional a los payasos. Una de las fobias más comunes de la época postmoderna, fenómeno que yo atribuyo (amén de mis escasos conocimientos de psicología y sociología) a dos cosas principalmente: primero, sin duda, la terrible historia de John Wayne Gacy y luego la impresión que en más de uno de mi generación provocó Stephen King's IT. Conozco aún a mucha gente que tiene miedo de irse a bañar o que se intranquiliza al escuchar el Para Elisa de Beethoven. Gente que, aún en su adultez, no puede ver un payaso sin sentir un tremendo escalofrío. Esta producción de 1990, estimados lectores, todavía ronda en la sombra de nuestros pensamientos, su recuerdo continuamente nos lleva a las frías y lluviosas calles de Derry, Maine; donde nos encontrásemos frente a frente con nuestras peores pesadillas. Los invito, amigos, a que caminemos juntos dentro de la mente de Stephen King y sintamos nuevamente el delicioso terror.

Dicen muchos, y dicen bien, que esta miniserie televisiva es memorable gracias a la actuación de Tim Curry como Pennywise, the Dancing Clown (Robert Gray, como tal vez recuerde alguno que otro clavado como yo). Algunas anécdotas relatan que nadie se acercaba a Curry durante la filmación, pues su caracterización era tan terrorífica que a los demás actores les costaba trabajo olvidar que no era real. Sin embargo, Stephen King's IT tiene muchos otros valores que la hacen una pieza muy digna de admirarse y tener en nuestra videoteca.

Si alguno de ustedes ha leído la novela, estará de acuerdo conmigo en que sus titánicas dimensiones (tanto en longitud como en profunidad) la hacen una obra muy, muy difícil de llevar a las pantallas; y yo opino que los encargados de esta adaptación hicieron un trabajo espléndido. Lograron llevarnos a aquel encantado pueblo en el que el Club de los Perdedores (los entrañables personajes Bill Denbrough, Beverly Marsh, Richie Tozier, Eddie Kaspbrak, Mike Hanlon, Ben Hanscom y Stan Uris) enfrentaron a esta extraña entidad que los uniera irremediablemente y los hiciera regresar, siendo adultos, a cumplir una promesa: destruir a eso. Eso. Eso. Qué concepto, señores. El miedo es una de las emociones más fascinantes de las que es capaz el hombre, pero es muy difícil de disectar como concepto en ficción pues cada cual le teme a cosas distintas. La solución que Stephen King nos plantea en su obra es asombrosa: eso es tu peor pesadilla... tú ponle nombre. Cada quien verá lo que quiera ver, lo que lo destruye, lo que le remite a la más profunda obscuridad que es capaz de imaginar. Eso no tiene nombre, no tiene forma, no tiene límite. Nuestros personajes escogen ver a un payaso, sí, pero también un hombre lobo, un leproso, un ave gigante, un niño muerto, una anciana demoníaca o simplemente sangre que brota del lavabo. Esta fuerza abrumadora, en apariencia invencible, tiene una influencia mágica en Derry, pueblesillo imaginario de Nueva Inglaterra; durante siglos incontables se ha manifestado sacando lo peor de una comunidad... de una comunidad que no quiere ver. King crea una atmósfera terrible, lánguida, onírica. La historia nos hace involucrarnos profundamente con sus personajes, incluso con aquellos como Henry Bowers, el infrenable bully que termina sus días como un psicópata; y nos lleva de la mano a un viaje que, una vez que comienza, es imposible abandonar. Pero hay algo aún mayor, estimado lector, que hace para mi de IT una historia tan trascendente: no importa qué tan negro el panorama, qué tan terrible lo que nos rodea... la verdadera amistad, el valor y la integridad jamás podrán arrancársenos y nos ayudarán a librar toda batalla. Es en la unión que Bill Denbrough y sus amigos son capaces de enfrentar algo que ni siquiera pueden empezar a comprender, es su amistad la que los conduce a librar a su añorado Derry de las garras del miedo.

Tal vez por eso el primer capítulo de esta miniserie es la parte mejor lograda. El recurso del flashback mediante el cual nos cuentan su experiencia los protagonistas se permea de una nostalgia tan añorable que nos tiene atrapados desde el minuto uno, haciéndonos recordar nuestra propia infancia y las cosas que nos asutaban, la gente que nos molestaba y los problemas que teníamos (o creíamos tener). El magnífico score de Richard Ellis acompaña nuestra travesía, reforzando el mood general de la producción; y el arte de la fotografía nos mantiene lluviosos, tapados, impermeables, aunque afuera de la pantalla haga un sol de locos. Una producción sin duda muy cuidada, pero que en el segundo episodio decae un poco. El regreso en la madurez a Derry carece un poco de la fuerza que debiese tener. En la novela, incluso, estas dos partes no están tajantemente separadas y se mezclan una con la otra, algo que si se hubiese aprovechado mejor tal vez le hubiera dado un mayor gancho a la obra total. Las explicaciones metafísicas que tenemos en el orginal se pierden en esta segunda parte de la adaptación y nos quedamos un poco con algo que tiene más que ver con el slasher ochentero, cosa que ha mostrado ser un deal-breaker par muchos fans de la obra de Stephen King, entre los que me incluyo. Sin embargo, esta parte no carece del todo de fuerza y nos manitene viéndola hasta el final; y nos deja con un sabor de boca que, a mi gusto, pocas producciones televisivas han logrado conseguir. Un sabor sanguinoliento e insectoso, sí, pero único.

Queridos lectores, el impacto que Stephen King's It tuvo en toda una generación es innegable, y eso le da un lugar especial en ¡Susto! y Aparte. A todos aquellos que tuvieron pesadillas con Pennywise los invito a volver a ver esta gran película, que se sumerjan de nuevo en el mundo retorcido de uno de los autores más reconocidos de las últimas décadas y que, antes de plantarse frente a la pantalla, recuerden las sabias palabras de Bill Denbrough: "Be true, be brave, stand. All the rest is darkness". Por ser una película que se enraizó en la memoria colectiva, además de estar hecha con indiscutible talento, ¡Susto! y Aparte le otorga a Stephen King's IT cuatro punto cinco payaseantes diablos:


Bonus: Por nuestro escalofriante regreso, ¡Susto! y Aparte te regala el Soundtrack de Stephen King's IT. Nunca se editó comercialmente, por lo que es una adición extraña para tu colección. Busca el link de descarga en los comentarios.

martes, 16 de febrero de 2010

The Wolfman (2010)

(El Hombre Lobo)
Dirigida por Joe Johnston
Escrita por Andrew Kevin Walker y David Self
Con Benicio del Toro, Sir Anthony Hopkins, Hugo Weaving y Emily Blunt
Música de Danny Elfman
Universal Pictures
Estados Unidos - Inglaterra, 2010
102 minutos

"Even a man who is pure of heart
and says his prayers at night
may become a wolf,
when the wolfsbane blooms
and the autumn moon is bright..."

Estoy seguro que todo fan de los hombres lobo recuerda este adagio citado por primera vez en voz de Evelyn Ankers en aquella clásica producción de la pantalla plateada; mismo que se ha convertido en todo un referente del folklore licántropo, desde algunos cuentos hasta una canción de Iced Earth, y debo decir que me emocioné muchísimo cuando supe que nuevamente sería llevado a la pantalla grande. El tan esperado remake del clásico Hollywoodense de 1941, The Wolfman, por fin ha llegado a los cines después de un larguísimo retraso; y todos los amantes del terror y los monstruos nos hemos dado cita en los últimos días para verlo. Con grandes expectativas, a pesar de la tendencia actual de rehacer (o deshacer) los grandes títulos de terror modernos, tomé mi asiento en la sala y me entregué a esta obscura fantasía gótica. Ahora, estimados lectores, entren de nuevo conmigo a los siniestros parajes de Blackmoor, Inglaterra.

Lo primero que habría que decir, pues fue evidente desde los primeros anuncios de la producción y quedó por completo manifiesto cuando salió el primer trailer, es lo perfecto del casting. ¿Qué otro actor podría haber emulado el aire trágico y melancólico de Lon Chaney Jr. sino Benicio del Toro? Sir Anthony Hopkins, de quien no hay mucho realmente que decir, pues su extraordinaria trayectoria habla por sí misma, suple al no menos legendario Claude Rains en el papel del padre de nuestro desafortunado protagonista; Emily Blunt releva a Evelyn Ankers en el papel de la damsel in distress, Gwen Conliffe; Geraldine Chaplin toma el papel de Maleva la gitana, interpretado originalmente por Maria Ouspenskaya; y Hugo Weaving aparece en el papel del Inspector Abberline, personaje real quien es recordado por haber estado a cargo de la investigación en el caso de Jack el Destripador, y quien no aparece en la versión original de 1941. Actores grandes todos, actores talentosísimos (tendría mis dudas si acaso un poco de Emily Blunt) que sin duda entregan lo que prometen; y en este sentido la película no falla. Pero bueno, ya que estamos hablando de los grandes, Rick Baker, que tiene una nada despreciable experiencia en hombres lobo (An American Werewolf in London, The Howling) se encarga del maquillaje y creación de los monstruos, trabajo que estuviese a cargo del inolvidable Jack Pierce en la década de los cuarenta. Baker triunfa en realizar una versión actualizada del trágico monstruo de Pierce, conservando perfectamente su esencia pero dándole una nueva brutalidad y fiereza que dotan al personaje de una actual frescura, muy del siglo XXI. Y esta frescura, amigos míos, le encontraremos en toda la producción, al menos en cuanto a arte visual, atmósfera y sonido.

Estamos, amigos míos, ante una película realmente obscura. El diseño de escenarios, desde el civilizado Londres victoriano hasta el desolado y rural Blackmoor, consigue recrear ese aire siniestro característico de la narrativa gótica y, con ayuda de la extraordinaria fotografía, The Wolfman reimagina muy satisfactoriamente esa atmósfera brumosa y fría que tuvieran las primeras películas de monstruos de Universal Studios. La caracterización de los personajes es buenísima, los atuendos hechos con milimétrica precisión, y podríamos decir que el imaginario histórico sobre el que esta película se construye está perfectamente desarrollado. No hay fallas aquí, pues The Wolfman logró plasmar una obscuridad muy profunda que otras han intentado, sin éxito, tener. Talbot Hall es, a mi parecer, un perfecto ejemplo de lo que un set de una película (digamos clásica) de terror debe ser. La escenografía surge, amigos míos, como elemento protagónico de esta película, dotándola de profundidad visual y contenido contextual. A favor de esta atmósfera trabaja, continuando, el poderoso score a cargo de Danny Elfman, quien dice haberlo basado en el compuesto por Wojciech Kilar para el Bram Stoker's Dracula de Coppola; considerado uno de los mejores de la historia del cine. Cabe destacar que este score fue rechazado al principio, pero después decidieron sí usarlo... y bueno, creo que si lo hubieran desechado la película hubiera perdido el 50% de su fuerza. Elfman es ya una leyenda, no hay manera de negarlo, y la música que compuso para The Wolfman está definitivamente a la altura de su trabajo anterior. Pero bueno, para pasar al siguiente punto quisiera reiterar que, en cuanto a arte se refiere, esta película es perfecta y no los va a decepcionar.

Sin embargo no todo es miel sobre hojuelas, The Wolfman tiene debilidades. Una falla que noté muy claramente, en relación al párrafo anterior, fueron los animales... ¿Qué onda con el oso y el venado en CGI? Están completamente fuera de lugar, desarrollados en otro estilo por completo, y sacan al espectador, durante sus afortunadamente breves apariciones, del realismo que la película pretende construir. Pero bueno, ya adentrándonos en las verdaderas fallas de nuestro film hoy reseñado, tienen nombre y apellido: EL GUIÓN. El guión es malo, sin más. Creo que la gente que escribió The Wolfman, en su intento por darle un giro a la historia original, perdió por un momento de vista el punto de la historia y se desvió hasta un punto en que era irrecuperable. ¿Dónde vemos esto muy claramente? En el papel de los gitanos y el del Inspector Abberline. Sin duda los que hayan visto la película original, recordarán el rol importantísimo que la caravana de gitanos jugaba en la historia, y aquí no solo quedó por completo relegado, sino que podría no aparecer del todo. Si quitáramos esas breves, insípidas y en general intrascendentes intervenciones romanís, la película sería exactamente la misma. Lo mismo con el personaje de Hugo Weaving, que aunque interpretado muy bien (muy al estilo del Agent Smith), realmente no pinta en la película y era completamente innecesario. No se, la verdad, porqué usar al histórico Abberline si no se pretende explotarlo (pudieron haber surgido un par de cosas interesantes por ahí en relación al caso del Destripador). Y bien, la resolución en conjunto de la historia no me dejó muy satisfecho, quedan muchos cabos sueltos por ahí, y termina siendo exageradamente predecible. A veces lenta, a veces demasiado rápida, la historia que nos cuentan no es para nada magistral.

Sin embargo, creo que estas fallas de guión no trabajan en detrimento de la película tanto como podría pensarse. Me preguntarán "¿Por qué, oh Dr. Acula?" Porque, estimados lectores, creo que The Wolfman es una película mucho más encaminada a ser de acción/terror que la pieza existencialista que podría pensarse, y en ese sentido, la película vale mucho más por cómo se ve y se siente que por lo que realmente dice. Definitivamente pudo haber sido una leyenda instantánea con un mejor guión, pero tendremos que quedarnos con este digno remake bañado en luz de luna.

Estimados lectores, The Wolfman es una película que definitivamente vale la pena ver. Insisto, no esperen mucho del guión, pero sí del arte visual y de la potencia que esta película hoy reseñada tiene en la pantalla. Por ser muy, muy obscura, fuerte, por haber recreado bien al que fuera el más trágico de los monstruos de Universal Studios, ¡Susto! y Aparte reconoce a The Wolfman con 4 lunáticos diablos:

miércoles, 10 de febrero de 2010

Twilight Zone: The Movie

(Dimensión Desconocida: La Película)
Dirigida por John Landis, Steven Spielberg, Joe Dante y George Miller
Escrita por John Landis, George Clayton Johnson, Richard Matheson y Jerome Bixby
Con Dan Aykroyd, Vic Morrow, Scatman Crothers, Kathleen Quinlan y John Lithgow
Música de Jerry Goldsmith
Warner Brothers
Estados Unidos, 1983
101 minutos

"You unlock this door with the key of imagination.
Beyond it is another dimension.
A dimension of sound. A dimension of sight. A dimension of mind.
You're moving into a land of both shadow and substance, of things and ideas.
You've just crossed over into... the Twilight Zone!"

turururuturururu... Si hablamos de series de televisión vintage de culto, si discutimos programaciones de media noche con temáticas de terror, misterio y lo anormal, tenemos tres referentes principales: The Outer Limits, Alfred Hitchcock Presents y The Twilight Zone. Estas tres series forjaron un arquetipo muchas veces imitado, pero pocas veces igualado; y sirvieron, de una u otra manera, como inspiración para muchos de los grandes directores modernos de terror. No es de extrañar entonces que bajo la producción de Steven Spielberg, él mismo, John Landis, Joe Dante y George Miller se hayan dado a la tarea de llevar The Twilight Zone a la pantalla grande, de homenajearla, de rendirle el culto que por derecho le corresponde.

Esta producción de 1983, como mencioné anteriormente, es un homenaje al original en toda la extensión de la palabra. Twilight Zone: The Movie se divide en cuatro segmentos que son, básicamente, referenciales a o re-makes de episodios originales de la serie; cada uno a cargo de uno de los directores citados. Tenemos, además, una introducción y un epílogo auto-referenciantes, así como las indispensables introducciones narradas en cada segmento (el narrador en esta película es Burgess Meredith, nombre frecuente en la serie original). Y bien, sin duda hay grandes nombres, nombres pesados, aquí. La película definitivamente está hecha con la calidad que tales implican, sin embargo, Twilight Zone: The Movie vale la pena exclusivamente por dos de los segmentos; el de Joe Dante y el de George Miller. Pero bueno, estimados lectores de ¡Susto! y Aparte, sin más, adentrémonos en la dimensión desconocida.

La película abre con un autoestopista (Dan Aykroyd) y el conductor escuchando a Creedence Clearwater Revival en una carretera obscura. La cinta se estropea y entonces los dos se ven forzados a entablar una conversación para pasar el tiempo. El conductor propone tararear temas de series de televisión y el pasajero las tiene que adivinar, y que creen, tararea el tema de The Twilight Zone. Discutiendo acerca de la serie, los episodios y más cosas relacionadas, John Landis nos entrega un climax, si bien predecible, digno de la introducción al corpus de la película.

Pasamos al primer segmento (basado ligeramente en los episodios "A Quality of Mercy" y "Deaths-Head Revisited"), dirigido también por John Landis. En este, un racista intolerante (Vic Morrow), amargado por no haber obtenido una promoción laboral que le dieron a un judío, y abiertamente en contra de la presencia de negros y orientales en su natal E.U., recibe una sopa de su propio chocolate: inexplicablemente, al salir de un bar, comienza a viajar por el tiempo. Primero es transportado a la Francia ocupada por los Nazis, donde es percibido como un judío, y tendrá que correr para sobrevivir. Lo mismo será cuando viaje al Estados Unidos rural de los 50's, donde el Klu Klux Klan parece estar convencido de que nuestro desafortunado protagonista es un negro que merece morir, y finalmente en Vietnam, donde los soldados estadounidenses no pretenden menos que darle un buen baño de plomo... por ser vietnamita, desde luego. La verdad, amigos míos, es que este segmento no tiene nada de particular ni destacado (es bastante malo, de hecho, quién sabe qué le pasó a John Landis) de no ser por la desafortunada historia que le acompaña. Durante la filmación de la secuencia de Vietnam, un accidente en un helicóptero usado en el set cobró la vida de Vic Morrow y dos niños vietnamitas, lo que le costó una seria bronca legal a Landis y el equipo de producción. Pero bueno, para pasar al siguiente segmento, repito: el primero flojo, muy flojo.

En el segundo, en manos de Steven Spielberg (remake del episodio "Kick The Can"), un viejito de muy-conveniente-nombre Mr. Bloom (Scatman Crothers), llega a un asilo de ancianos donde la mayoría de los huéspedes ha perdido todo interés en la vida. Pero el buen Bloom tiene un as bajo la manga que le permitirá a sus cohabitantes recordar, o más bien recuperar la vitalidad de la niñez, simplemente jugando a patear el bote. Y bueno, aunque castear a Scatman Crothers fue una excelente decisión (algunos podrán recordarlo como Dick Halloran en The Shining de Stanley Kubrick), este segmento es el más flojo de toda la película, el más aburrido, completamente prescindible. Es curioso, de hecho, como los dos pesos pesados de esta película (Joe Dante y George Miller eran prácticamente desconocidos en esos entonces) son los que fallan en dotar a Twilight Zone: The Movie de garra e interés, mientras que los otros dos se lucen como los cánones indican, lo que me lleva a...

...el tercer segmento de la película (más o menos basado en el episodio "It's a Good Life"). En este, Joe Dante nos entrega la historia de un niño, el pequeño Anthony (Jeremy Licht), al que una maestra de escuela, Helen (Kathleen Quinlan) accidentalmente derriba de su bicicleta. Para compensarlo lo lleva a su casa, donde la "familia" de Anthony, para complacerle, la invita a cenar por la simpatía que le ha ocasionado al pequeño. Helen y el espectador notan, no sin una buena dósis de humor negro y excentricidades, el miedo terrible que sus "familiares" le tienen a Anthony... y descubriremos el terrible secreto que guarda: puede hacer realidad cualquier cosa que se imagine. Puede convertir su casa en una salida de una caricatura, desaparecer gente, borrarle la boca a alguien... lo que sea. Oh si, qué miedo. Ya ya, pequeño Anthony, ¡lo que tu digas! Este segmento, a mi parecer, es lo mejor de Twilight Zone: The Movie. Qué bárbaro, Joe Dante, aquí se ve claramente la carrera brillante que el futuro le deparaba. Este segmento logra transmitir con toda eficacia el espíritu de la serie, la rareza, el miedo, lo absurdo; además de hacerlo casi chusco, caricaturesco...infantil, algo que hubiera podido salir perfectamente de la mente de un niñito. Los sets usados para este quasi-episodio-televisivo de verdad que no tienen vergüenza. La casa donde viven Anthony y los demás es como la Casa de la Risa de una feria cualquiera, pero filtrada por esa casi imperceptible anormalidad que le da a toda la escenografía cualidades inquietantes, de la dimensión desconocida. Así mismo con el maquillaje y vestuario de los personajes, sin mencionar los maravillosos efectos especiales, el diseño ochenterísimo pero impecable de los monstruos y la inolvidable, perfecta, escena animada. Valiosísimo, este pequeño-gran homenaje de Dante. Continuemos ahora con la otra parte muy digna de mención de esta película.

George Miller nos deleita con un remake del ya más que legendario episodio "Nightmare at 20,000 Feet", basado en la historia del renombrado Richard Matheson. En este, el nerviosísimo pasajero de un vuelo (John Lithgow), aerófobo, sufre de un ataque de pánico cuando el avión entra en una muy fuerte turbulencia. Pero eso no es nada comparado con lo que viene después, pues al asomarse por la ventana, nuestro nervioso amigo jura ver un ser monstruoso, posiblemente un gremlin, destruyendo una turbina del avión. Y después, todos sabemos lo que pasa: el pobre empieza a perder la cordura, nadie cree en lo que dice y prácticamente es arrestado por seguridad de los demás pasajeros. Una historia virtualmente infalible, sí, pero incluso el oro se puede deshacer en manos de los tontos. Afortunadamente este no es el caso de George Miller, quien logra producir una versión muy de disfrutarse y obscura de este pequeño relato ya tan bien guardado en la memoria colectiva. La producción de esta parte a cargo de Miller es buenísima, muy buenos efectos especiales y actuaciones sin duda profesionales. El segmento, como finale, deja un buen sabor de boca, y nos lleva al epílogo, en el que retomamos al conductor con su autoestopista, quienes se encargan de cerrar la película definitivamente.

Y aquí terminamos hoy, estimados seguidores de ¡Susto! y Aparte. Para los que les dio flojera leer todo el post, resumiré diciendo que la película hoy reseñada, Twilight Zone: The Movie, vale la pena exclusivamente por los segmentos dirigidos por Joe Dante y George Miller, y sin duda aquellos que gusten de la serie de TV los van a disfrutar muchísimo. Sin embargo, como hay otros dos segmentos medio malos y prescindibles, esta producción de 1983 se va hoy con 3.5 desconocidos diablos:

miércoles, 27 de enero de 2010

Carnival Of Souls

(Carnaval de Almas)
Dirigida por Herk Harvey
Escrita por John Clifford y Herk Harvey
Con Candace Hilligoss y Sidney Berger
Música de Gene Moore
Herts - Lion International Corp.
Estados Unidos, 1962
78 minutos


Ah, las joyas de los obscuros 60's, uno nunca sabe lo que le espera con ellas. Adquirí recientemente Carnival Of Souls en la edición de Zima Entertainment, parte de su colección "Películas de Culto" que, por cierto, es sumamente recomendable. Son DVD's que no cuestan más de $60 y que han hecho disponibles para el público mexicano películas que antes era muy, muy difícil conseguir, como Night of The Living Dead, Profondo Rosso, The House on Haunted Hill (la versión original con Vincent Price) y The Little Shop of Horrors, entre otras. Sin duda una excelente opción para todo coleccionista o quien simplemente quiera añadir un par de buenas películas de media noche a su acervo cinematográfico. Pero bueno, después de mi spot publicitario (por el que, les juro, no he recibido ni un centavo), adentrémonos en el mundo de esta producción de bajo presupuesto.

Carnival of Souls, amigos míos, es una película extraña, de narrativa poco convencional. La historia gira en torno a Mary Henry (Candace Hilligoss), una mujer joven y de peculiar belleza, quien sobrevive inexplicablemente a un accidente automovilístico (el auto en el que viaja con sus amigas se despeña de un puente y cae al lago). Después del incidente, consigue un trabajo en Utah como organista en una iglesia, y es ahí donde todo empieza a cambiar: Mary es constantemente acosada por una terrible aparición, la imagen espectral y pálida de un hombre que está en cada rincón, en cada esquina, en todos lados donde nuestra protagonista este presente; y más sucesos extraños comienzan a sucitarse: esos episodios deseperantes en los que nadie la escucha, todo se enmutece y es incapaz de comunicarse con la gente que la rodea, y su delirante obsesión con un parque de diversiones decrépito y abandonado. Todo lo que la rodea se vuelve ajeno, incomprensible, aterrador. Así, Mary intentará enfrentar la absoluta irrealidad en la que su vida se ve inmersa, debilitada por sus propios problemas existenciales y psicológicos, que llevarán la película a un twist ending delirante. Aunque hecha muy baratamente, con fotografía granulosa, un guión muy sencillo y actuaciones no muy destacadas, Carnival of Souls es una película sumamente efectiva y escalofriante, un hito en el terror psicológico.

No me gusta, sin embargo, catalogar esta película como de bajo presupuesto: Carnival of Souls no se trata de dinero ni de grandilocuentes valores de producción, sino de lo que se puede lograr con solo una cámara y aditamentos básicos de edición, el cine por el cine, podría uno decir. En este sentido, la película hoy reseñada tiene mucho de cercano a las ideas del cine puro, manifestadas a cabalidad en otros títulos como Citizen Kane, The Seventh Samurai y Battleship Potemkin. El espectador debe quedarse con la sensación de que no vió una película, sino que vivió una experiencia; no existe un solo elemento que sobre, todo es puro, básico, esencial. Gracias a estas ideas de fondo, la película logra funcionar en muchos niveles, siendo primero una excelente historia de fantasmas, luego un thriller psicológico con aires surrealistas y un análisis crudo de la indiferencia femenina, del frígido deshumanizarse de la mujer, y del puritanismo de la sociedad estadounidense. Me gustaría destacar, ya que estamos en esto, que por aquellos años Herk Harvey (documentalista), tenía la intención de filmar películas basándose un poco en el cine de Ingmar Bergman y de Jean Cocteau. Podría uno pensar, dada tal titánica ambición, que el producto hubiera resultado ser un absoluto fracaso, de un director desconocido y sin recurso alguno. Pero, ah, aquí entra el recurso más importante de todos, la imaginación, y tenemos que esta única película no-documental de Harvey es una obra maestra. Herk Harvey demostró en Carnival of Souls su magistral dominio de la cámara y la dirección, y una capacidad casi mágica de sacar algo de la nada. El director construye la película con un ritmo impecable, con un manejo de cámaras bellísimo. Siento, incluso, que Harvey creó en esta película estándares que serían explotados por el cine mainstream muchos años después, como la escena en la que los fantasmas bailan en el parque de diversiones: el ritmo acelerado, sobrenatural, irregular, escalofriante con el que se mueven y reaccionan los seres del más allá... ¿Qué se puede decir? No recuerdo haber visto una sola película de fantasmas de finales de los 90's-00's que no haya usado este concepto de una manera u otra. Qué escena tan aterradora, no saben. Es Perfecta. Estoy seguro que todo el que la haya visto en los 60's tuvo pesadillas.

Continuando, otra de las cosas que hace a Carnival of Souls toda una experiencia de ver es el arte visual, en general. Los escenarios que escogieron para esta producción son perfectos, nada menos. El famoso edificio este del parque de diversiones abandonado es una cosa única, horriblemente fantasmal, desolado, pero también poético y, en conjunción con la narrativa, un tanto sensual. Me recuerda un poco, de hecho, a los lugares en los que Stephen King plasma su prosa: este famoso edificio podría estar en Derry, Maine. También en otros aspectos, como el maquillaje minimalista de los fantasmas, se nota el talento de los artistas visuales. La película, por sus ya mencionadas cualidades puristas, logra que uno se meta por completo en ella, dejando a un lado un poco la mentalidad crítica, solo experimentando; y es así que cuando estos espectros se manifiestan en la pantalla de verdad que sobresaltan, asustan, tocan fibras muy adentro. De verdad, esto es fruto solamente de una dirección maestrísima, insisto. Vamos, la dirección es tan buena que logra que actores que no son tan buenos tengan un sentido en la pantalla: en vez de ver gente que no actúa muy bien, vemos gente que se comporta de manera extraña, obtusa, intranquilizante. En el caso de Candace Hilligoss, por ejemplo, se logra explotar muy bien su feminidad, su frialdad, su quasi-felina actitud... su indiferencia. Y, para terminar, la música de Carnival of Souls es un perfecto acompañante, música de órgano exclusivamente, editada muy bien con el resto del sonido (y no-sonido) de la película para contribuir a la atmósfera en la que nos sumerge... y que bueno que meniconé esto: si tiene una gran cualidad esta película, se llama atmósfera. Terrible, intranquilizante, escalofriante y obscura atmósfera.

Amigos míos, Carnvial of Souls es una película muy obscura, profunda y francamente aterradora. No es una película impecable, nótese, pues existen varias fallas de edición y timing por ahí, aunque estas se deben no a una falta de talento sino a una carencia casi abrumadora de recursos económicos. Pero, sin lugar a dudas, es una película merecedora del estado de culto que goza, muy digna de verse y absolutamente recomendable para todo aquel que se le antoje tener pesadillas de vez en vez. ¡Susto! y Aparte hoy reconoce a Carnival of Souls, por su fuerza, impacto e influencia con 4.5 inciertos y macabros diablos:


martes, 19 de enero de 2010

The Call Of Cthulhu

(El Llamado de Cthulhu)
Dirigida por Andrew Leman
Escrita por Sean Branney (basado en la historia de H. P. Lovecraft)
Con Matt Foyer y John Bolen
Música de Troy Sterling Nies, Ben Holbrook, Nicholas Pavkovic y Chad Fifer
Howard Philip Lovecraft Historical Society Motion Pictures
Estados Unidos, 2005
47 minutos

"La cosa más misericorde el mundo es, creo yo, la incapacidad de la mente humana de correlacionar todo su contenido. Vivimos en una plácida isla de ignorancia entre negros mares infinitos, y no se supone que viajemos lejos. Las ciencias, cada una tendiendo a su propia dirección, nos han hecho poco daño; pero algún día el unir fragmentos disociados de conocimiento abrirá panoramas de la realidad tan aterradores, y de nuestra temible posición en ellos, que o nos volveremos locos por la revelación o huiremos de la luz mortal hacia la paz y seguridad de una nueva edad obscura."

Con este ominoso párrafo comienza el célebre cuento The Call Of Cthulhu, escrito por el maestro del terror H. P. Lovecraft en 1926; mismo que, amigos míos, resume a la perfección el espíritu del corpus literario del genio de Nueva Inglaterra: el terror naciente de la incomprensión, de lo limitado de la mente humana ante la infinidad del universo, de un universo que le es completamente ajeno. En su obra confluye toda una serie de seres sobrenaturales, fuera de toda realidad medible y estudiada, un grotesco panteón de entidades cuya sola voluntad puede moldear las más firmes estructuras de la existencia; y todo aquel lo suficientemente sabio para verlo o entenderlo, perderá la razón, en el mejor de los casos. No hay héroes en Howard Philip Lovecraft. Fundamental para todo aficionado al terror o al gran arte en general, la narrativa de este autor sólo se ve precedida bajo nombres como Edgar Allan Poe o Ernst Theodor Hoffmann. Si nunca han leído algún cuento de su autoría, no tienen idea de lo que se están perdiendo... aterrador no alcanzaría para describirlo. Pero bueno, después de esta introducción, vámonos a lo que aquí nos reúne.

Ésta producción independiente de 2005 tuvo como eje dos ideas básicas: realizar la más fiel interpretación cinematográfica hasta la fecha de un cuento de Lovecraft (recordemos que la película fue producida por la misma Sociedad Histórica HPL), y hacerlo como se hubiera hecho en el mismo año en que se publicó, 1928 en este caso. El resultado es una película muda, en blanco y negro, filmada usando el proceso "Mythoscope" (creado por la HPLHS), una mezcla de técnicas antiguas y modernas. ¿El resultado en cuanto a calidad? Una de las películas más frescas y gratificantes que haya yo visto en mucho tiempo.

The Call Of Cthulhu sigue fiel y estrictamente la narrativa de su original impreso, apegándose incluso a sus capítulos: The Horror in the Clay, The Tale of Inspector Legrasse y The Madness from the Sea. La gran mayoría de los diálogos (cartelas, en este caso) son citas textuales del cuento, escogidas prudentemente para lograr contar la historia lo más claramente posible. En este sentido, ninguna licencia fue tomada, al grado incluso de que podríamos decir que el mismísimo Lovecraft supervisó la adaptación. Impecable. Los personajes, continuando, están muy bellamente caracterizados, desde el aterrado narrador hasta el demente Castro. Sin duda, veremos aquí un trabajo dignísimo de actores prácticamente desconocidos pero con un evidente amor a lo que hacen. El elenco de esta película logra reproducir ese histrionismo que caracterizó a los actores del cine de los años 20's, ese gesticular tan difícil pero tan poderoso. Y, si hablamos de poder, ¿qué podría decirse del diseño de arte? Brutal, simplemente. Hace mucho tiempo que no veía un ingenio tan agudo en una película, la manera en la que resolvieron el diseño de escenarios es verdaderamente extraordinaria; prácticamente nivel Caligari. Su versión de la ciudad hundida de R'lyeh está perfectamente lograda, consiguiendo un set terriblemente escalofriante, potente, plástico y poético; construído, nótese, sólo con papel, el mar hecho de tela ondulante. Toma nota, Michael Bay, de lo que la verdadera creatividad es capaz de lograr.

También destacado es el score sinfónico escrito para The Call Of Cthulhu, que logra traducir en sonido las siniestras cualidades que Lovecraft plasmaba en su escribir. Me gusta muchísimo, en particular, la música durante la secuencia en el pantano de Louisiana. Delirante, tribal, escalofriante, acompaña a las imágenes que vemos en un grotesco maridaje, presagiando los horrores por venir.

En general, queridos lectores de ¡Susto! y Aparte, esta adaptación cinematográfica es un triunfo estético como pocos ha logrado el cine de terror últimamente. Los efectos especiales no los defraudarán, los escenarios, como dije, están realizados por verdaderos y prominentes artistas y, yo se que quieren saber... El gran Cthulhu, hecho en stop-motion, los va a dejar boquiabiertos. Se los garantizo. Debo decir, amigos míos, que me encanta ver esta clase de maravillas del cine independiente; me encanta reafirmarme que la voluntad, el talento y la creatividad no conocen límite alguno. Ojalá hubiera en el mainstream más gente como toda la que trabajó en The Call Of Cthulhu, más gente comprometida con su trabajo y con el arte, pero sobre todo con su público, al que quieren entregar una obra de intachable calidad. Y sí, amigos míos, con dos centavos de presupuesto. De verdad, me quito el sombrero ante estos señores. Espero que puedan realizar más adaptaciones en un futuro, pues ya con esta sola se ganaron interminables ovaciones de pie en muchos festivales del mundo, y toda la simpatía de aquellos que amamos la obra de Howard Philip Lovecraft en general, y los Mitos de Cthulhu en particular.

Redundante al decirlo, ¡Susto! y Aparte recomienda esta película enérgicamente, y les recuerda que no está muerto aquello que puede eternamente yacer, y en extraños eones incluso la muerte puede morir. Véanla pronto, pues en su casa hundida en R'lyeh, Cthulhu el muerto espera durmiendo, no vaya a despertar y venir por ustedes antes de que conozcan esta película que hoy se va con cinco aberrantes, incomprensibles y ciclópeos diablos:

viernes, 15 de enero de 2010

Ed Gein (In The Light Of The Moon)

(Ed Gein: A la Luz de la Luna)
Dirigida por Chuck Parello
Escrita por Stephen Johnston (basado en una historia real)
Con Steve Railsback y Carrie Snodgress
Música de Robert MacNaughton
Kunert/Manes Entertainment LLC
Estados Unidos - Portugal, 2000
89 minutos

Queridos lectores, permítanme hacerles una pregunta...¿alguno entre ustedes no sabe quién fue Ed Gein? De ser así, los voy a actualizar: Ed Gein fue uno de los más notorios psicópatas del siglo XX (no precisamente un asesino serial) que conmocionó al mundo occidental con su macabra historia en los años 50's. El asesino, ladrón de tumbas y, jejeje, diseñador industrial y modisto desató una ola de terror y fascinación cuando en su casa se descubrió un muy macabro espectáculo...muebles hechos con restos humanos, máscaras de caras humanas reales, narices disecadas, disfraces de piel de cadáveres desenterrados y una amplia colección de genitales femeninos mutilados. Y sí, como bien anunica el cartel de esta producción independiente, El Carnicero de Plainfield vino antes de Jeffrey Dahmer, de John Wayne Gacy, de Ted Bundy y Gary Ridgway. Toda una mina de oro para la industria del terror fue el señor Ed Gein y, para muestra, basta un botón. Habría que recordar todos los grandes villanos del cine de terror que están basados en su historia, como Norman Bates en la inolvidable Psycho, Leatherface en The Texas Chainsaw Massacre y Buffalo Bill en The Silence of the Lambs, entre otros; personajes que lograron explotar las más obscuras facetas de Ed Gein, exagerándolo a veces, ficcionándolo por completo en otras, pero en general con un buen resultado. En el caso de Ed Gein (In The Light Of The Moon), la idea fue mostrar lo que realmente sucedió en aquel pequeño pueblo de Wisconsin azotado por el terror. Adentrémonos pues en esta producción Estadounidense/Portuguesa.

Creo que, cuando estás realizando obras basadas en hechos reales, no puedes tomarte demasiadas licencias; menos aún si pretendes lograr objetividad en la historia a contar. En Ed Gein (In The Light Of The Moon), se tomaron demasiadas. Por ejemplo, una de las cosas fundamentales para entender la psicología y posterior desquiciamiento de Ed Gein es el papel que jugaron los padres en su vida, su padre siendo completamente impotente, débil y sumiso; la madre dominante, tiránica y fanática religiosa. Se muestra bien la parte de la madre y la obsesión de Ed Gein con ella (algo tratado sin igual en Psycho), pero mostrar al padre abusivo y golpeador como que no encaja, no concuerda con las cosas que pasaban por la cabeza del psicópata. Detallitos como este, imperceptibles para el espectador cualquiera pero obvios para el conocedor, abundan en esta película del año 2000, y dejan un mal sabor de boca. En mi opinión, gran parte del encanto de los personajes de esta naturaleza es entender su mente, su psicología, los hechos que los llevaron a cometer los crímenes que cometieron; cosas que están ligadas eminentemente con su familia, su infancia y su entorno. No modifiquen esas cosas, por favor, o destruyen al personaje. En fin.

La película está narrada durante la vida adulta de Gein (Steve Railsback), un poco antes de cometer los asesinatos de Mary Hogan y Bernice Worden (que, por alguna razón, se llama Collette Marshal en esta producción) y su infancia y juventud son explicadas a través de flashbacks y memorias. La madre, Augusta (Carrie Snodgress), aparece como un fantasma, como una visión que impulsa a Ed Gein a asesinar a las dos mujeres y continúa inculcándole su odio por las mujeres y su obsesión con la religión. La película se desahoga en torno a la percepción que el resto del pueblo tiene de Eddie, de lo inofensivo (aunque extraño) que lo creen, contrastando con su lucha personal de amor-odio con su madre y por ocultar las cosas que ocurren dentro de su casa y en sus frecuentes visitas al cementerio. La película, cronológicamente hablando, es coherente y en cierta manera fiel al desarrollo real de los hechos, con una narrativa un poco aburrida, hay que decirlo. No se, siento que en general la película es mediocre. Los personajes están muy débilmente interpretados, los efectos especiales son nefastos (yo se que es una producción de bajo presupuesto, pero por eso menos entiendo porqué meter efectos de arbustos incendiándose completamente innecesarios) y, lo que creo que más me molestó, fueron los escenarios. Si alguien ve fotografías de la casa de Ed Gein (que se destruyó en un incendio poco después de ser detenido), notará el potencial enorme que tiene para lograr buenos encuadres y contrastes de luz, algo similar a lo hecho con la casa de Norman Bates - cuadro de Edward Hopper. Pero, aún más, ¿se imaginan el potencial plástico y artístico que tiene el interior de la casa de Ed Gein? Algo tan macabro e impresionante tiene que ser explotado durísimo, simplemente no se puede pasar por alto. Bueno, pues en Ed Gein (In The Light Of The Moon) no lo consideraron de mucha importancia y terminaron con un set aburridísimo, sin chiste, sin las cualidades mórbidas que deberían caracterizar a un espacio de este tipo. Podría decir que esto es algo que caracteriza a toda la película: elementos interesantísimos de donde sacar muy buenas cosas, explotados medianamente y sin mucho atractivo.

Concluiré la crítica de hoy diciendo que Ed Gein (In The Light Of The Moon) se quedó en el intento de mostrar lo que quería, no consiguió explotar el tema al máximo y en general falló. Definitivamente pudo ser algo mucho mejor si hubiese tenido más idea estética, más poder en sus imágenes, no se, más fuerza en general. ¡Susto! y Aparte recomienda esta película solo si son muy aficionados al género Psicópatas/Asesinos Seriales y le da a la película hoy criticada dos y medio desenterrados diablos:


viernes, 8 de enero de 2010

Visions Of Suffering (Angst)

(Visiones de Sufrimiento)
Dirigida por Andrey Iskanov
Escrita por Andrey Iskanov
Con Alexandra Batrumova y Alexander Shevchenko
Música de Alexander Shevchenko
Unearthed Films
Rusia, 2006
120 minutos

Antes de criticar Visions of Suffering en este tres veces H espacio, me di a la tarea de buscar otras críticas de la misma en la red, y me encontré con un fenómeno muy curioso pero también muy común en el mundo de la crítica de arte: la gente es muchas veces incapaz de catalogar estilística-teóricamente las obras que no entran en un patrón ya ampliamente estudiado. En la Arquitectura, por ejemplo, es muy evidente. A todos los "raritos", a falta de un mejor término, se les encajona como deconstructivistas (aunque abarquen obras y producciones tan dispares como las de Lebbeus Woods y Zaha Hadid), y pasa un fenómeno muy similar en el cine. La gran mayoría de las críticas de Visions of Suffering que me econtré la califican de surrealista y, peor aún, de lynchesca; lo cual habla no solo de una profunda falta de entendimiento de lo que es el surrealismo y la obra del gran David Lynch, sino de lo fácil que es engañar al público haciendo cosas raritas. Encontré críticas que incluso comparaban Visions of Suffering con peículas como Eraserhead, El Topo, Altered States y Jacob's Ladder y la calificaban como una película "peligrosa". Bueno pues, no hay nada más alejado de la realidad.

No existe absolutamente nada lynchesco (válgame, que término tan imprudente) en esta película rusa, no está pero ni tantito cerca de El Topo, no es surreal, ni "peligrosa" ni lo más remotamente aterradora. Es simple, fea y pretenciosamente amateur. Es solamente un intento de un mal director por hacer una película extraña para despistar a los cazadores de películas extrañas, una cosa sin pies ni cabeza que es un completo castigo ver. Voy a tratar, queridos lectores, de enumerar las fallas de Visions of Suffering lo más misericordiosamente posible:
  1. Para empezar no hay trama, no hay narrativa, no hay consistencia de ninguna especie. Por favor, pemítanme insistir: no estamos hablando de narrativa no-linear, surrealista o conceptual. Es solamente el tipo de historia que escribiría un niño para una tarea, con un enfoque "poco-ortodoxo" que resulta en inevitable fracaso. Imágenes inconexas, una idea base fracasada (un tipo que sueña con unos demonios-vampiro raros que, de la nada, empiezan a aparecer en el mundo real) y en general basura al azar que pretende antojarse de profunda, cuando no lo es.
  2. La fotografía es monstruosa, horrible (desde los créditos iniciales en que vemos un craneo 3D riéndose, sabemos que algo anda mal con esta película). Esperen 120 minutos de gráficas en 3D que ni siquiera están rendereadas, sin una sola idea coherente de color, movimientos de cámara, edición o efectos especiales. Estoy convencido de que esta película se post-produjo media hora antes de ser lanzada, no hay otra manera de explicar su completamente deficiente arte.
  3. Las actuaciones son ridículas, poco convincentes, no ensayadas, lejísimos de ser profesionales. Vamos, todo el elenco de REC2 podría darle clases de actuación a estos señores.
  4. La banda sonora debe ser una de las peores que he escuchado en mi vida. No es más que un continuo sampleo de clichés industriales/electrónicos, algo que solo podría ocurrírsele a un fan adolescente de Coil. Es una música abusiva, desesperante, que no tiene el menor pensamiento detrás.
  5. La película tiene una general carencia de entendimiento de lo que se está haciendo. Apuesto a que no hay una sola persona en el equipo de Visions of Suffering que haya tendio ni siquiera éxito mediano en la industria cinematográfica. Esta es una película pretenciosa, hecha por amateurs pretenciosos dirigida a una audiencia pretenciosamente tonta. Cualquiera con un mínimo de buen gusto posiblemente pueda sentirse ofendido con esta basura rusa, preguntándose cómo alguien puede insultar la inteligencia del público de esta manera.
Terminemos esto, amigos, diciendo que Visions of Suffering es un poquito más que una película casera, lo cual no tendría nada de malo si no fuese también increíblemente pretenciosa, aburrida, claustrofóbica, tonta, cliché, ridícula y absolutamente carente de talento. Vamos, esta película no vale ni siquiera el plástico en el que está contenida. Por ser una de las peores excusas de obra fílmica que he tenido el disgusto de ver en mi vida, y porque Andrey Iskanov se ha ganado a pulso un lugar honorífico junto a los Ed Woods y los Uwe Bolls, ¡Susto! y Aparte le da a esta película 0 lamentables y sin precedente diablos: